Estaríamos unos 10 minutitos en la playa, nosotros estábamos ansiosos por ir al salón y estar con todos los invitados. Una vez terminada la sesión de fotitos de la playa nos fuimos para el salón. Habíamos contratado cocktail, pero nosotros decidimos que no queríamos entrar en el cocktail y que preferimos entrar directamente al salón. Así que nos sacaron algo de picar, y nos esperamos un poquito, salió mi madre y estuvimos hablando un ratito. Nos contaron que el cocktail estaba genial, que habían incuso sacado un jamón entero y estaban cortándolo ahí y los ingleses no dejaban que el que cortaba el jamón lo dejara en el plato, jeje, se lo cogían directamente de las manos. Les impresionó mucho.
Llegó la hora de entrar, salieron los padres de Sam y entramos primero Sam y yo, todo el mundo se puso de pie, habíamos elegido una canción muy movidita, la de CALL ON ME, no se si la conocéis… y seguidamente entraron mi tío (padrino) y la madre de Sam cogidos del brazo (madrina), y el padre de Sam y mi madre que también iban en la mesa. Todos la ritmillo de la música, fue muy divertido. Una vez en el medio del salón y con todos los invitados de pie alrededor nuestro brindamos cruzando los brazos primero Sam y yo, y luego todos juntos, fue un momento muy bonito. Luego fuimos hacia la mesa, primero nosotros y luego todos los demás, incluida mi hermana y su marido, y nuestra amiga Bego, que era el “Best man”. Yo desde un primer momento sabía que yo quería tener a mi hermana a mi lado el día de mi boda, en la mesa, y así fue, y así lo disfruté durante toda la comida, fue muy especial.
Desde allí arriba se veía todo, es muy emocionante ver a todo el mundo, que te miran, te hacen fotos y sabes que están allí para compartir el día más especial de tu vida.
Empezaron a sacar los platos, y primero siempre venían a nosotros para que diéramos el visto bueno, y luego nos servían a nosotros y luego a los invitados.
De repente vinieron todas mis amigas y se pusieron delante nuestro, y empezaron a decir “Re-ga-lo, re-ga-lo, re-ga-lo…” y nos dieron una cajita. En la cajita había una pareja de novios hechos con una especie de cera. Era una réplica de Sam y mía, el llevaba su casco de “caving” o como creo que diríamos aquí de espeleología, ya que es o era antes que lo practicaba más, su pasión, le encantan las cuevas… LA mía llevaba una réplica de mi traje de novia, el pelo, y todo, estaba muy auténtico, precioso. También estaba allí mordiéndole la corbata a Sam Donnie, nuestra tortuguita de tierra, y Sam llevaba el chaleco, la corbata y el traje del mismo color. Fue un gesto muy bonito la verdad, os pongo una fotito.
Otro detalle que me pareció muy bonito fue que todos los hombres de la familia de Sam llevaban la corbata a juego con el, quedaba muy bonito, y fue un detallazo que me gustó mucho.
La comida pasó volando, entre los “Que se besen, que se besen”, los “Kiss, kiss”, “Que bailen el pollo, la tetera, la pelusa, el chicken….” Fue una comida muy divertida. Antes de terminar con el segundo plato, mi madre, Vicente, mi hermana y mi cuñado nos dieron un regalo más… un cuadro con una caricatura de Sam y mía, muy auténtico, y precioso. Que me pienso colgar en una de las paredes de mi casa en cuanto me vaya arreglando las habitaciones. Otro súper recuerdo de ese día tan especial.
Yo creo que lo que más me agobió de la ceremonia fue el metre, que pesado!! Que cada vez que nos levantábamos venía detrás de mí, que nos sentáramos que la carne s enfriaba, y no sé que más cosas, pero bueno, ahora lo pienso y me da rabia, pero ese día no le hacíamos ni caso, jeje.
